Antes de dedicarme a esto, pasé por mis propios procesos de terapia. Sé lo que se siente cuando cuesta dar el paso o cuando parece que nadie te entiende. Justo por eso decidí formarme en psicología, para acompañar a otros desde la experiencia, no solo desde los libros.
Trabajo sobre todo con personas que atraviesan momentos de baja autoestima, ansiedad, tristeza profunda, crisis personales o dificultades por vivir en otro país. La terapia es un espacio donde poder soltar todo eso sin culpa. Lo que te duele no es demasiado. Lo que sientes importa. Y aquí tiene un lugar.
Estar en terapia es una decisión importante. Aquí tienes tres motivos por los que este puede ser el lugar que estás buscando.
No interrumpo ni juzgo. Mi prioridad es que sientas que puedes hablar de todo, sin sentirte pequeño o fuera de lugar. Me importas como persona, no como un caso más.
No hay fórmulas mágicas ni recetas estándar. Cada sesión está pensada para ti, con herramientas adaptadas a lo que estás viviendo ahora mismo. Es un proceso contigo, no para ti.
Aquí no hay tecnicismos innecesarios ni distancia. Me comunico contigo de forma clara, honesta y cercana. Lo importante es que te sientas en confianza.